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miércoles, 25 de enero de 2012

CARTA ABIERTA

Carta abierta a Ignacio Tremiño, Director General de Apoyo a la Discapacidad


JUEVES, 19 DE ENERO DE 2012   VÍCTOR VILLAR EPIFANIO


 Estimado amigo Nacho: ¡Hay que ver las vueltas que da la vida! Aún recuerdo aquellas reuniones a las que mi amiga Vanessa y yo acudíamos, como Delegación burgalesa de ASPAYM CYL en el chalet de Simancas (Valladolid) que nos servía como sede social. La verdad, no guardo un mal recuerdo de aquello, salvo el sentirme fuera de sitio, con nuestra furgoneta alquilada a la Cruz Roja aparcando en un parking lleno de coches, en su mayoría, de alta gama y nuestro bocata para el viaje.


Extraños comienzos aquellos, en los que mi militancia política y asociativa eran tan dispares. Más de quince años después, nos volvemos a encontrar, esta vez en la política de partido.
            Si te digo la verdad, tu reciente nombramiento como Director General de Apoyo a la Discapacidad me alegró, ya que te respeto. Te respeto sinceramente, porque nunca ocultaste tus ideas, ni las intentaste pintar de apolitismo y al mismo tiempo siempre te mostraste dialogante y conciliador. Se puede decir que eres la derecha que me gustaría que hubiera en este país, cosa que no se puede decir de muchas personas que comparten tus siglas.
 Dicho esto, tengo que sacar a colación una cosa que me dijiste hace ya tiempo, cuando buscaba trabajo en la ONCE. Me dijiste, algo así como: “Mi única ideología es la discapacidad”. Bien me parece, pero la pregunta es: ¿A que personas con discapacidad te refieres? Tu siempre has hablado de las personas con discapacidad emprendedoras, de aquellas que, como no se cansa de repetir tu compañero, el Diputado, Francisco Vañó: “Tienen la silla en el culo y no en la cabeza”.
Pues bien, yo te quiero hablar de otras personas con discapacidad y sus familias que desgraciadamente somos mayoría: “Quienes llevamos la silla en las tripas”. Te quiero hablar de ese padre de familia con la espalda destrozada por atender a su hijo gravemente afectado, que tiene la altura moral suficiente para ceder la subvención para calefacción a quien lo necesita más y solamente pide pañales y medicinas para su hijo. Te voy a hablar de esa pareja de chicas con discapacidad sin ingresos que sobreviven como pueden en un pequeño piso. Te voy a hablar de esa pareja de personas con parálisis cerebral que apenas pueden pagar la hipoteca y los gastos de una V.P.O. y los productos diarios de marca blanca. Podría seguir, pero no te quiero aburrir. Y es que, amigo mío, hablar de empleo y autoempleo a un colectivo con nuestra tasa de paro y con la carestía de nuestra vida, me parece como hablar de pagar con tarjeta un taxi a quienes no tienen dinero para el bonobús.
Por cierto, por si no lo has leído, para rematar la situación, te comunico que, según un reciente estudio de la Fundación La Caixa, la discapacidad es más frecuente en los hogares humildes. Esto es debido a que, como ambos sabemos, muchas discapacidades las producen enfermedades y, como dice el sociólogo Carlos Pereda, coautor del estudio: “A menos de renta, menor nivel de educación y salud y mayor tasa de discapacidades”.
A pesar de estas diferencias políticas amigo mío, creo que va a ser interesante una dinámica de réplica y contra réplica entre nosotros. Al menos así se hablará de nuestro colectivo, el colectivo de personas con discapacidad. Dicho esto, adelante, que empiece el sano debate político.